Alianza Producción

Opinión

¿Cómo debe ser el DNP para la ejecución de un modelo alternativo?

«En más de seis décadas de existencia del Departamento Nacional de Planeación (DNP) la estructura económica de Colombia tiene serios problemas para enfrentar los grandes retos del desarrollo a nivel global. El conflicto armado, el uso de la tierra, el narcotráfico y la cultura neoliberal propiciaron un Estado que no orientó los factores de producción hacia una mayor capacidad de creación de riqueza»
13 de Febrero del 2024
Mario Alejandro Valencia

Profesor de economía de la Universidad de Los Andes y del Colegio de Estudios Superiores en Administración, CESA. Co autor de la Política Nacional de Reindustrialización y de la Política de Agroindustrialización, del Gobierno Nacional 2022-2026.

El mercado decidió que la extracción y exportación de riqueza natural y materias primas eran suficientes y, por tanto, esta producción se tradujo en una monumental acumulación para muy pocos y escaso bienestar para las mayorías.

Existe un rezago pronunciado en la educación y formación, necesaria para la ciencia y tecnología, lo que se traduce en un tejido empresarial de bajo valor agregado y un mercado laboral de alta informalidad y bajos ingresos.

Es cierto que existe cierta estabilidad macroeconómica, hasta ahora mantenida principalmente por periodos de bonanzas en los commodities, pero que a futuro provocarán más inestabilidad en el oneroso déficit externo del país. Coyunturalmente, Colombia no ha tenido hiperinflación, ni fuga de capitales, ni cesación del pago de la deuda, ni déficits fiscales insostenibles. Pero sus pilares económicos son débiles y en los últimos años se tradujeron en acrecentadas inestabilidades sociales.

El rol del Estado como subsidiario del mercado, configuraron una institucionalidad más orientada a la asistencia y atención social inmediata, que a la construcción de oportunidades productivas, crecimiento empresarial, tejido social con cohesión y bienestar, y sostenibilidad ambiental, todas dimensiones ineludibles para el desarrollo.

El Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 (PND), establece una orientación, un sentido humano, espacial y natural, así como metas acordes a la manifestación de la mayoría de una población excluida y sin opciones de movilidad social. Pero además con el compromiso de avanzar en superar estructuralmente la conflictividad y el atraso productivo. Asimismo, plantea una concepción ambiental, acorde con las preocupaciones y esfuerzos globales, de los que Colombia no puede excluirse.

Sobre este último punto, hay que considerar que no debemos ser parte de la solución con el argumento de que no somos uno de los países más contaminantes, es equivocado y atenta contra el desarrollo. Que Colombia sea uno de los países más megadiversos, acarrea unas obligaciones, pero también oportunidades. Colombia ha suscrito la mayoría de los acuerdos internacionales en materia de protección de la biodiversidad y metas frente al cambio climático. El liderazgo que el presidente Petro ha tenido en estos asuntos a nivel global abre oportunidades de que esa riqueza también sirva para mejorar los ingresos y la calidad de la producción, en concordancia con la creación de riqueza sostenible.


Perdidas las oportunidades de la primera, segunda y tercera industrialización, la conservación no puede ser la única tarea frente al cambio climático, sino una oportunidad de que Colombia –por fin– juegue en las grandes ligas de países que se desarrollen aprovechando responsablemente su diversidad biológica.

Las cinco grandes transformaciones del PND y sus metas están entrelazadas. El ordenamiento alrededor del agua es una necesidad material para que pueda lograrse la convergencia regional, que apunta a una transformación productiva con acción climática e internacionalización. Si se cumple este plan -que por definición debe ser ordenado- el país tendrá resultados positivos en que los mares, el campo y sus ciudades sean una fuente de crecimiento económico y cohesión social, cumpliendo con derechos básicos a la alimentación y a la justicia social. Esto hace que el PND sea coherente, aunque impone un reto monumental: no es posible que se consigan avances significativos en una de las metas sin que se avance en todas las demás.

Un DNP al servicio de este modelo alternativo es la institución que puede y debe interpretar esta visión. Comenzando por hacer confluir -de manera coordinada- el trabajo de todas las instituciones de orden nacional, bajo la lógica de ser -como su misionalidad lo contempla- la dirección de la hoja de ruta en el proceso económico, social y ambiental del país. Pero, también de la búsqueda de la confluencia en las acciones con el resto de la sociedad: el sector privado, la academia, los movimientos sociales, la institucionalidad regional y local, y los encadenamientos entre todos los segmentos empresariales, desde la economía popular hasta la gran empresa.

Por último, el DNP es una entidad con una responsabilidad enorme en el seguimiento, la orientación y el acompañamiento a las instituciones para que se cumplan las metas. En lo humano: el incremento de oportunidades para el ingreso y el bienestar de la sociedad. En lo espacial: la descentralización, el ordenamiento productivo y el cierre de brechas en los propios territorios. En lo ambiental: el posicionamiento global de Colombia y su integración latinoamericana. Y en lo productivo: la búsqueda de la inversión y la selección de unos determinados proyectos productivos estratégicos.

Lo técnico, que no es inercial y sí responde a unos sentimientos, anhelos, ambiciones y exigencias de la sociedad, no se limita a ser un mero operador de proyectos de inversión de una lista de mercado. Lo técnico debe mantener la rigurosidad y precisión, pero responder a un proyecto de Nación.

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