La alta dependencia de Europa sobre el gas ruso lleva a buscar rápidamente fuentes alternativas de suministro, pero también puede estar motivando un mayor consumo de carbón, que podría incrementarse con la llegada del verano a este territorio. Reemplazar el suministro ruso no será de la noche a la mañana, porque habrá que crear una nueva infraestructura de transporte y almacenamiento.
China es otro factor que hace dudar de que el proceso de descarbonización tomará más tiempo del deseado. La reactivación económica de este país se ha hecho con fuentes tradicionales de energía y sus metas de cara al cambio climático dependerán de su fortalecimiento económico. De igual forma, la situación de Rusia obliga a China a fortalecer su posición política y económica en la región, a pesar de la poca probabilidad de que participe directamente en el conflicto actual.
En este escenario, Colombia se está viendo favorecida por un incremento en la producción y exportaciones de materias primas, especialmente petróleo y carbón. No todas son buenas noticias, porque esto también se traduce en un aumento en los precios de los combustibles que tendrá efectos fiscales sobre el Presupuesto General de la Nación, lo que significan menos recursos públicos para invertir en la diversificación productiva con perspectivas de transición energética.
En este documento analizaremos la situación global y nacional del carbón, para intentar establecer el futuro de esta actividad para Colombia, las regiones productoras y –especialmente- los trabajadores de Carbón de Cesar y Guajira.